Muchos somos los aficionados a estos juegos, pero pocos somos los que hemos estado detrás de un mostrador suministrando a bestias insaciables de su dosis de sub cultura. Todos creen que es un camino de rosas, trabajas de lo que te gusta y encima tus colegas se pasan los fines de semana a jugar unas partidas y a hacerte compañía (amén de traerte en muchos casos la merienda)… Pobres infelices, son unos inconscientes.
Aparte de la escasez de clientes del género femenino encontraras obstáculos que harán que te repienses eso de dejarte las venas largas… Los clientes. Cierto es que algunos te saludan educadamente, compran y se van, pero la mayoría no son así. La mayoría parecen sacados de la calenturienta mente de un pseudo escritor de telenovelas colombianas.
Por si acaso caes en el error de aceptar un empleo, pongo a tu disposición la clase de engendros con los que tendrás de lidiar en tu día a día:
Los padres de los niños:
No suelen aparecer demasiado, muchos son agradables y aceptan el hobby de su hijo, pero muchos otros son autenticas maquinas de hacerte sentir culpable por dejar que sus hijos se dejen tanto dinero en posavasos.
Encontraras también el clásico padre asustado. Porque todos sabemos que el rol es malo (no intentes convencerle de que Magic no es un juego de rol, es imposible), que su hijo se dedicará a matar gente en las paradas del autobús porque le ha salido eso en la tirada del dado. Tú dales la razón, total… Terminaran sin comprarte nada, así que despáchalos rápido y a otra cosa.
Niños preguntones:
¿Has oído alguna vez esa expresión de “Es más pesado que una vaca en brazos”? Estos son mas pesados que cinco vacas y una tostadora a la espalda… Cierto, normalmente te compraran un par de sobres. Pero su compra esconde un horrible deseo… Que le respondas todas sus dudas sobre el juego. Son insaciables, da igual cuantas veces le expliques que hace un bicho que arrolla, la semana que viene vendrán el y su primo a preguntarte lo mismo (es evidente, su primo no se lo cree y viene a que se lo diga un “profesional”) y a parte te preguntaran que es un defensor. No te extrañe si a la siguiente semana son tres los niños que te vienen a preguntar.
Pesados habituales:
Los peores sin duda… Vendrán día si día también, al terminar el colegio a comprarte un sobre, a preguntarte sobre algo, a interesarse sobre tu vida privada y a preguntarte cuanto cobras por estar todo el día sentado detrás de un mostrador rodeado de cartas (se sincero con esto ultimo, diles que te estas ganando el cielo poco a poco). Además, tienen unos pulmones que mas los quisiera para el un deportista olímpico… Lo dirán todo gritando. Ten a mano un paquete de aspirinas, tu cabeza te lo agradecerá toda la vida.
Sí, al principio te hacen compañía y no te sientes tan solo… Pero, al final, prefieres tener a tu ex y a tu respectiva suegra conspirando sobre ti delante de tus narices.
Ten en cuenta dos simples reglas.
1. Siempre estas ocupado, no tienes tiempo para verles jugar.
2. Nunca, jamás de los jamases, les digas como te llamas.
La segunda es de vital importancia, no te gustará estar escuchando tu nombre cada cinco minutos para que veas como un 7/7 ha entrado en juego… Además, piensa que si no saben tu nombre es algo más impersonal el asunto, no reclaman tu atención por tonterías.
Los hermanos:
Lo primero, decir que se comportan como los demás grupos nombrados (preguntones, pesados y escandalosos), pero con una importante diferencia. Se odian entre ellos. No te sorprendas si el hermano mayor termina por darle una colleja al menor (tienes permiso para sentirte agradecido), si se enfadan y se gritan entre ellos porque uno a cambiado una carta del otro… Será tu pan de cada día, aprende a ignorarles. Piensa que tarde o temprano se irán.
El listillo:
Estos son los más divertidos. Curiosamente todos tienen un primo que sabe mucho de jugar a cartas y que se va a torneos de todo el mundo a jugar a los cartones. No les lleves la contraria, diles si a todo… Es inútil hacerles entender que la sierpe dragón es una mierda de carta, si su primo dice que es buena será por algo.
El fenicio:
Este se ve a la legua, por suerte no es demasiado pesado para ti… Pero es el enemigo numero uno de todos los novatos que entran en tu reino. No tienen ningún tipo de reparo en cambiar un elfo de llanowar por el confiscar pensamientos que le acaba de tocar a un chaval. Coaccionan y mienten descaradamente hasta conseguir las cartas que necesitan. Ayuda a los chavales a no salir tan mal parados con los cambios de estos infames seres… Piensa que el día que se den cuenta de estas estafas posiblemente pierdas clientes por culpa de este indeseable.
Sabiendo esto, ya estas preparado para aguantar al menos una tarde vendiendo cartas… Pero recuerda, por aguantar a todos estos seres mínimo son 3000€ al mes y pausa para un cigarro cada vez que te estreses (esto ocurrirá cada cinco minutos), sino considéralo mal pagado.
jueves, 31 de enero de 2008
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